Recorrido de acceso a la parada.
Se propone reconocer las rocas de la Menorca oscura en la playa de Sa Mesquida, en el lado sur, bajo la torre de defensa que corona la punta de Sa Torre. En la Menorca oscura encontraremos las rocas más antiguas de la isla. Estas rocas se sedimentaron durante la era paleozoica en unos periodos de la historia de la Tierra llamados Devónico y Carbonífero (415-324 millones de años). Sus rocas ocupan alrededor de un 15% de la isla y corresponden principalmente a lloselles y areniscas cuarzosas formadas en los fondos marinos, aunque de manera localizada encontraremos otros tipos de rocas.
La mayoría de las rocas de la Menorca oscura se formaron en los fondos marinos a partir de aludes de sedimentos que llegaban hasta la llanura abisal procedentes de la plataforma. Una gran avenida de un río puede desencadenar una bajada repentina de sedimentos hacia las profundidades marinas. Incluso, un pequeño terremoto puede provocar una caída en masa de los sedimentos depositados originalmente en la plataforma continental cerca del talud y, por lo tanto, una cierta inestabilidad. En ambos casos, los sedimentos bajan a gran velocidad aprovechando la pendiente del talud en forma de una corriente de turbidez, un alud formado por diferentes tipos de sedimentos y agua, que aceleran a medida que caen pendiente abajo y a la vez se individualizan del agua de mar como una corriente de agua turbia.
Los aludes de sedimentos que formaron estas rocas contenían granos de diferente tamaño: muy pequeños (arcilla o limo), medianos (arenas) y grandes (cantos). A medida que los aludes caían pendiente abajo del talud, se individualizaban del agua de mar como una corriente de agua turbia (1). Al llegar a la llanura abisal, se iniciaba una desaceleración y la corriente de agua turbia dejaba progresivamente las partículas que ya no tenía fuerza para mantener en suspensión. Consecuentemente, primero depositaba las partículas grandes y medianas (2), que con el paso del tiempo acabarían formando los conglomerados y las areniscas y posteriormente las más finas (3), que formarían las lloselles. La caída sucesiva de aludes de sedimentos provocó la superposición de las unas sobre las otras y originaron una serie turbidítica.
Del conjunto de rocas que forman una serie turbidítica, los conglomerados son los menos frecuentes y a la vez los más vistosos. Son rocas sedimentarias con cantos de tamaño superior a 2 mm que se encuentran incluidos en una matriz que llena los vacíos que hay entre los cantos y que suele ser de material arenoso o fangoso. Los conglomerados pueden ser muy diferentes, con cantos de diferente tamaño o prácticamente igual, constituidos por el mismo tipo de roca o de varias (que implica distintos colores y diferentes redondeos en la misma roca) o con presencia de mucha matriz o casi sin.
Vista general de la punta de Sa Torre y de los conglomerados que afloran (arriba) y detalle de estos (abajo). Corresponden a conglomerados con mucha matriz donde los guijarros han viajado flotando en una matriz resultado del desprendimiento de unas masas caóticas y donde se observa material plegado (punto A).
Las areniscas presentan un aspecto rugoso y áspero, constituidas por granos de arena entre los cuales predominan minerales de cuarzo y donde también encontraremos pequeños fragmentos de otras rocas, como roca sedimentaria dominantemente arcillosa que se suele exfoliar en pequeñas losas. Similar a roca sedimentaria detrítica formada por arcilla.</p></div>">pelita. </p></div>">llosella, entre otros elementos que, si nos fijamos bien, podremos llegar a identificar a simple vista. Se caracterizan por presentar a menudo erosión alveolar o en nido de abeja y laminaciones cruzadas.
Una de las formas más típicas del paisaje del norte de Menorca es la erosión alveolar o en nido de abeja. Son formas originadas muchas veces por la acción corrosiva de la sal encima de las areniscas y debidas al reparto desigual del cemento que une las partículas de la roca. La erosión va “carcomiendo” los puntos más blandos, aquellos donde hay menos cemento o granos más blandos, que hace saltar, y forma alveolos. A la vez, deja en forma de pequeños resaltes las partes más duras, los puntos donde se concentra la mayor parte del cemento (punto B).
Si observamos las areniscas en detalle veremos que algunas presentan unas estructuras que se formaron cuando la roca no se había consolidado y todavía era un cúmulo de arena suelta, en movimiento, en las profundidades marinas. En este momento, la acción de la corriente de turbidez originó una sucesión de surcos y pequeños montones de arena, que dan a los sedimentos un aspecto acanalado y ondulado. Estas estructuras, cuando los sedimentos se consolidan, pueden perdurar en las rocas y dar lugar a finas láminas cruzadas en la sección de una roca, que son un reflejo de las corrientes que transportaban los grandes de arena. Aunque estas formas se asocian normalmente a las areniscas formadas en la superficie terrestre, las areniscas constituidas a partir de las corrientes de turbidez también las pueden presentar (punto B).
El último material que culmina el proceso de sedimentación de una secuencia turbidítica es la arcilla, que con el paso del tiempo y de las transformaciones que este comporta (compactación, tectónica, metamorfismo, etc.), acabarían formando lloselles una roca dominantemente arcillosa y de aspecto pizarroso que se suele romper en pequeñas losas (de aquí, su nombre). En estos tipos de rocas encontramos frecuentemente unas marcas que parecen ornamentar las rocas. Corresponden a marcas hechas por animales (como gusanos o caracoles) que, durante el Carbonífero, en su afán por buscar alimento, cobijo o huir de sus depredadores y enemigos se desplazaban (generalmente en los momentos de calma desde el punto de vista de las avenidas de turbidez) encima del sedimento de las profundidades marinas dejando unas marcas que se conocen con el nombre de icnofósiles o pistas fósiles.
Muchas veces se desconoce qué especies animales serían las autoras de las pistas fósiles, nunca se han encontrado fosilizadas por el hecho de no tener esqueleto (una parte dura). Fijémonos en que son muy variables, a causa de los diferentes animales que pueden crear estas marcas y su actividad desigual: cada animal da lugar a una diferente, cada animal tiene un comportamiento y un cuerpo distinto (punto C).