INTRODUCCIÓN GEOLÓGICA DE LAS ISLAS BALEARES

Aunque geográficamente las Baleares son un archipiélago de islas situadas en la parte occidental del mar Mediterráneo, geológicamente constituyen la prolongación hacia el noreste de las cordilleras béticas: el Promontorio Balear. 

Aunque su fisionomía quede en buena parte oculta por el mar, éste consta de rasgos morfológicos verdaderamente espectaculares. Por ejemplo, el escarpe Emile Baudot, un inmenso acantilado que bordea el Llevant mallorquín y el Migjorn menorquín, que tiene en algunos de sus puntos desniveles casi verticales del orden de 2000 m. Hacia el suroeste de este escarpe se encuentra una de las formaciones geológicas más destacadas del Promontorio: el campo volcánico de Emile Baudot.

El registro geológico de Baleares comienza en la era del Paleozoico, concretamente en el periodo Silúrico, hace poco más de 420 Ma. De éste y del periodo que le sigue, el Devónico, la Tramuntana de Menorca es la única que tiene afloramientos. Durante estos dos periodos, muy anteriores a la formación de las Baleares como tal, el ambiente era básicamente marino.


Promontorio balear (GRC Geociències Marines, Fac de Geología, UB).

Aunque su fisionomía quede en buena parte oculta por el mar, éste consta de rasgos morfológicos verdaderamente espectaculares. Por ejemplo, el escarpe Emile Baudot, un inmenso acantilado que bordea el Llevant mallorquín y el Migjorn menorquín, que tiene en algunos de sus puntos desniveles casi verticales del orden de 2000 m. Hacia el suroeste de este escarpe se encuentra una de las formaciones geológicas más destacadas del Promontorio: el campo volcánico de Emile Baudot.

El registro geológico de Baleares comienza en la era del Paleozoico, concretamente en el periodo Silúrico, hace poco más de 420 Ma. De éste y del periodo que le sigue, el Devónico, la Tramuntana de Menorca es la única que tiene afloramientos. Durante estos dos periodos, muy anteriores a la formación de las Baleares como tal, el ambiente era básicamente marino.

En el Carbonífero, de los 359 a los 299 Ma, aproximadamente, los materiales continúan depositándose en una cuenca marina sedimentaria que en algunas zonas estaba a gran profundidad. De este periodo existen numerosos yacimientos en el norte menorquín, representando además el inicio del registro geológico de Mallorca, donde solamente aflora de forma muy puntual. 


Tirant (izquierda), es el lugar donde se encuentran las formaciones geológicas más antiguas de Baleares, del Silúrico y Devónico. En Binimella (derecha), una sucesión de estratos del Devónico y Carbonifero forma pliegues nítidos como el de la imagen.

El periodo que da fin a esta era es el Pérmico, en el que se cohesiona Pangea, el supercontinente predecesor de los continentes actuales cuya superficie estaba jalonada de inmensos desiertos. Precisamente es un ambiente árido, con eventuales inundaciones, el que mejor representa el Pérmico en Baleares. Sus areniscas rojas tan características las encontramos de nuevo mayormente en el norte de Menorca, aunque en Mallorca existen afloramientos destacables. 


Cap de Favàritx, uno de los afloramientos del Carbonífero más importantes de Baleares.

Dos afloramientos relevantes del Pérmico: Muntanya Mala (izquierda) y Port des Canonge (derecha).

La era del Mesozoico se inicia en el Triásico (de 251 a 201 Ma, aproximadamente), que es el periodo más antiguo con representación en Ibiza y Cabrera, aunque mucho más desarrollado en Menorca y Mallorca. Si bien en su inicio el ambiente aun es similar al del Pérmico, en el Triásico medio aparece una secuencia de calizas y dolomías de origen marino que nos indican que la zona es invadida por el océano Paleotetis. En cambio, durante el Triásico superior muchas de las zonas marinas vuelven a emerger, desarrollándose de nuevo un ambiente árido donde se forman grandes lagos salados entre los cuales abundaban los volcanes. 

En la mayor parte del Jurásico (de los 201 a los 145 Ma, aproximadamente) el área se encuentra sumergida bajo el océano Tetis y está caracterizada por ambientes marinos diversos que evolucionaban paralelamente a los movimientos de las placas tectónicas, existiendo numerosos ejemplos de ellos dispersos por toda la geografía balear. Es uno de los periodos mejor representados en Mallorca, teniendo también algunos afloramientos importantes en Ibiza y Menorca. De la etapa inicial del Jurásico son las rocas que conforman la mayoría de macizos de la Serra de Tramuntana, de Mallorca.


Dos tipos de rocas representativas del Triásico balear: areniscas rojas de Estellencs (izquierda) y dolomías veteadas de Punta d’en Valls (derecha).

Calizas del Jurásico medio en Cala Fornells (izquierda) y Jurásico superior en Cala Llonga (derecha).

El Cretácico (de 145 a 65 Ma, aproximadamente) empieza de forma continuista también con depósitos marinos, si bien en Menorca este periodo está pobremente representado, repartiéndose la mayoría de afloramientos entre Mallorca e Ibiza. Es en esta última isla donde existe más variedad en sus materiales, reflejando tanto fondos marinos profundos como ambientes de plataforma, es decir, de zonas marinas someras próximas a tierra firme. Mientras la parte inferior del Cretácico tiene presencia en las tres islas principales, su parte superior se encuentra mayormente en Ibiza, quedando en Mallorca muy incompleto y reducido a algunos afloramientos pequeños. Al parecer, una etapa de erosión posterior hizo desaparecer muchos de los depósitos originales de este intervalo junto con parte del periodo siguiente: el Paleógeno. 

Los Materiales paleógenos más antiguos se encuentran en Mallorca y Cabrera y corresponden a la época del Eoceno, teniendo unos 45 Ma. Durante ésta y la época siguiente, el Oligoceno, se formó un sistema de lagos que dejó importantes depósitos de carbón en Mallorca, existiendo en sus alrededores zonas costeras que cambiaban con la entrada y retirada del mar. El Oligoceno, que acaba hace unos 23 Ma también la época más antigua del Cenozoico que está presente en Menorca, aunque de forma muy residual. 


Afloramientos relevantes del Cretácico, en Es Penyal de S’Àguila (izquierda), y en cala Torta (derecha).

Calizas y areniscas con nummulites del Eoceno en el Coll Roig (izquierda), y oncolitos del Oligoceno de Peguera (derecha).

Durante el Paleógeno es también cuando del océano Tetis nace el mar Paratetis, la madre del actual Mediterráneo. En los últimos momentos de éste se inicia la llamada Orogenia Alpina, un proceso geológico a gran escala de máxima importancia para entender la geología del archipiélago, como a continuación se verá.

El Mioceno (de 23 a 5,3 Ma, aproximadamente) da inicio al Neógeno, y es tal vez la etapa geológica más importante en cuanto a la formación del archipiélago, ya que se conforma la orografía las Baleares debido a la mencionada Orogenia Alpina, que había empezado en momentos geológicos previos. Ésta es también el origen de relieves tan importantes como los Alpes (de ahí su nombre), el Himalaya, el Atlas y las Béticas. Los relieves principales del archipiélago se levantarían en el seno de la formación de esta última. Sin los numerosos testimonios miocenos que conservamos sobre todo en Mallorca sería muy difícil entender la formación de las islas. Las rocas del Cenozoico de Ibiza más antiguas son precisamente de esta época, en la que empieza el registro geológico de Formentera. Por lo general, los ambientes que representan son marinos, si bien los hay también continentales.

Como consecuencia de la Orogenia Alpina, la estructura geológica balear queda dispuesta ya desde el propio Mioceno en una serie de zonas elevadas (horst) y una serie de zonas deprimidas (graben). Debido al clima tropical imperante durante esta época, los corales que poblaban la zona empiezan a formar barreras coralinas importantes en las zonas periféricas de las tierras emergidas de las Baleares. 


Estratos del Mioceno inferior plegados por la Orogenia Alpina en Cala Bóquer (izquierda) y materiales del Mioceno superior conteniendo parte de las antiguas barreras de coral en La Mola (derecha).

Afloramiento de materiales sedimentados durante la Crisis de Salinidad del Messiniense en ses Olles (izquierda) y playa del Plioceno en Es Pas (derecha).

Cuando faltaba poco para que acabase el Mioceno, hace poco menos de 6 Ma, tuvo lugar un evento catastrófico: la desecación del Mediterráneo o Crisis de Salinidad del Messiniense. Aunque los expertos aun discuten sobre sus causas y sobre si la desecación mediterránea fue total o parcial, lo que parece cierto es que el Mediterráneo quedó incomunicado durante cierto tiempo, convirtiéndose en un lago de agua salada que progresivamente se evaporaba. El nivel de las aguas bajó tanto que las Baleares, o al menos parte de ellas, quedaron conectadas con Iberia.

Si el fin del Mioceno termina con la desecación del Mediterráneo, el Plioceno (de 5,3 a 2,5 Ma) se inicia con la reentrada masiva del Atlántico, volviendo a restaurar el mar y aislando a las Baleares. Del Plioceno hay numerosos testimonios tanto continentales como marinos, en especial de éstos últimos, fundamentalmente en Mallorca. Reflejan un clima tropical que no tardaría mucho en acabar.

El fin del Plioceno es también el fin del Cenozoico, empezando el periodo Cuaternario con el Pleistoceno. Su inicio, hace 2,5 millones de años, coincide también con el inicio de las glaciaciones cuaternarias y la aparición de los primeros humanos modernos. El clima, cada vez más frío, causa la retirada progresiva del mar, lo que confiere al archipiélago un contorno, cada vez, más parecido al actual.

Aunque no exclusivas de esta época, las dunas y playas fósiles son muy características, en la que también tiene lugar la formación de gran parte de las cuevas actuales. Es durante el Pleistoceno que tiene lugar el desarrollo del campo volcánico Emile Baudot, en el Canal de Mallorca. 


Geología representativa del Cuaternario balear: cueva de Es Pas de Vallornera (izq.) y playa fósil de Es Carnatge (der.).

Con la última y más intensa de las glaciaciones, el crecimiento de los casquetes polares hace disminuir el nivel del mar hasta tal punto que Mallorca y Menorca quedan unidas en una única isla a la que se ha llamado Gran Gimnésida. Este será el último de los grandes cambios que sufrirá Baleares, que terminará con el fin de la glaciación hace 10.000 años. Los momentos posteriores, en términos geológicos, forman parte de la época presente: el Holoceno.


Geología de las Baleares. Los colores marrones y grises oscuros corresponden a materiales del Paleozoicos; los azules y verdes, al Mesozoico; los naranjas y amarillos, al Paleógeno y Neógeno, por último, el gris claro representa el Cuaternario. IGME (2015).