Geoturismo Illes Balears

La parada se centra en un interesante afloramiento al sur de la Llosa de Rafalet, de las mismas características que la última observación realizada en En Veremell, pero en este caso con una mayor continuidad y mejor desarrollo. En este afloramiento la roca es tapizada por una costra de coloraciones doradas u ocres muy espectacular.

Esta costra marca el límite entre las dos unidades superiores en que se divide la región de Migjorn de Menorca. El marès, la roca que predomina en la región, está constituida por fragmentos de caparazones de organismos marinos junto con sedimentos que procedían del desmantelamiento de los relieves que en el Mioceno formaban la región de Tramuntana. En cualquier caso, hay que tener presente que su composición es variable, dependiendo en buena parte del momento en que se formó la roca, bajo un clima u otro, y el lugar donde lo hizo, por ejemplo, dependiendo de la profundidad, ya que lógicamente, según estos dos factores, los restos de los seres vivos que acabarían constituyendo buena parte de la roca serían diferentes.

Estas diferencias permiten que en el Migjorn de Menorca se identifiquen tres unidades geológicas, cada una con sus particularidades. La inferior y más antigua, que a la vez es la menos importante en cuanto a extensión, corresponde a una unidad formada esencialmente por conglomerados sedimentados en el Mioceno inferior y/o medio (aproximadamente 15 millones de años (Ma) atrás) y se puede identificar con claridad en cala Morell. La intermedia se depositó más tarde, en el Tortoniense inferior (ya en el Mioceno superior, hace unos 11 Ma) y domina la mayor parte de esta región de la isla. Está constituida principalmente por marès, aunque se reconocen otras rocas, como podrían ser las areniscas y conglomerados de En Vermell, y fue sedimentada en un área llana i suavemente inclinada hacia el fondo del mar, a diferentes profundidades, donde proliferaron numerosas y variadas formas de vida. Por encima, la unidad más reciente se atribuye al Tortoniense superior – Messiniense (también en el Mioceno superior, pero sedimentada en torno a 7 Ma atrás) y está constituida tanto por calizas (piedra viva) como por marès formadas bajo un ambiente arrecifal, por lo que esta unidad se conoce también como Unidad arrecifal.

La costra, de tonalidad ocrácea y compuesta mayoritariamente por fosfato, en que se centra la parada, marca el cambio entre las unidades intermedia y superior. Se puede relacionar con la superficie de un fondo marino formado por una capa muy dura encostrada de fosfato (entre otros elementos más minoritarios, como el hierro). Para su formación fue necesaria la interrupción de la sedimentación durante mucho tiempo, entonces se endureció la parte superior de los sedimentos existentes originando una superficie marina endurecida conocida como fondo endurecido, tierras duras o hardground. Las causas de este paro pueden ser varias, por ejemplo, podrían corresponder a la acción de corrientes marinas que evitan la deposición de los sedimentos. Las costras a menudo contienen una fauna única y adaptada a la superficie dura. En la de S’Algar podemos diferenciar los fósiles de unas grandes almejas.  

Por debajo de la costra y, por lo tanto, correspondientes a los últimos sedimentos de la unidad intermedia, se identifican abundantes fósiles de algas rojas (rodólitos) que constituyen nódulos. Los rodólitos son nódulos de algas formados principalmente por algas coralináceas que crecen en torno a un resto sólido, como puede ser un canto o el fragmento de un caparazón. Al necesitar las algas de luz para su crecimiento, se forman siempre en la zona que va de la superficie del agua del mar hasta la profundidad a partir de la cual la fotosíntesis ya no es posible porque no hay bastante luz solar, la zona fótica.

Estas algas se caracterizan porque pueden incorporar carbonato de calcio en sus tejidos, es decir, calcifican, hecho que les permite fosilizar fácilmente. Al crecer, la mayoría de este tipo de algas adquieren una forma próxima a la esférica a causa de la dinámica del ambiente causada por el movimiento en que están sujetas por las corrientes y por el oleaje. Es decir, la rodadura a la cual les somete el movimiento del agua de mar donde viven les confiere estas formas. Aun así, su morfología externa puede variar, entre otras, desde esférica a formas más o menos allanadas.

Inmediatamente por encima de la costra y, en consecuencia, en los sedimentos de la unidad superior o arrecifal, se identifican fósiles de erizos de mar irregulares de caparazón grueso y forma ligeramente acampanada (Clypeaster sp) y también de almejas.

La unidad intermedia en S’Algar se sedimentó a entre 15 y 20 m de profundidad. La superior lo habría hecho a mucha más profundidad, en la parte inferior de la zona fótica, que en cualquier caso debió ser inferior al centenar de metros y, como ya se ha explicado, en un ambiente dominado por arrecifes.

El cambio, en la sedimentación, que implica el paso de una unidad a la otra, se relaciona con una variación de las condiciones ecológicas, que, posiblemente ligadas a un incremento de la temperatura (provocado por un cambio climático que pasaría de húmedo a árido), significó una disminución de nutrientes y por lo tanto a una alteración de la cadena trófica. La disminución de nutrientes en el agua fue un factor esencial que permitió el desarrollo del complejo arrecifal, al necesitar estos para crecer un ambiente de aguas limpias, claras y soleadas.