Recorrido recomendado
El itinerario empieza en la ladera oriental de Cala Molins, donde podemos observar un conjunto de rocas de colores oscuros que se cuartean en forma de pequeños bloquecitos y que están atravesadas por venas de color blanquecino (punto A).
Se trata de rocas ígnea procedentes del enfriamiento y solidificación del magma en el interior de fracturas o grietas. A este tipo de rocas se les denomina rocas suvolcánicas, filonianas o hipoabisales.
En este caso, su composición es basáltica por lo que reciben el nombre de diabasas. En este tipo de rocas son frecuentes los cristales de olivino y la presencia de vacuolas (pequeñas burbujas solidificadas).
Diabasas de Cala Molins.
Estas rocas se formaron hace unos 210 Ma y corresponden a la facies Keuper del Triásico superior cuando en Baleares reinaba un clima árido y una intensa actividad volcánica.
Durante la Orogenia Alpina (hace aproximadamente 25-15 Ma), estos materiales fueron levantados, deformados y fracturados, tal como acredita la presencia de una falla inversa en el talud de la vivienda próxima (punto B).
Falla inversa afectando a los materiales del Keuper.
Por encima se empiezan a depositar carbonatos. Testigos de aquella época son unas rocas rosadas que reciben el nombre de carniolas y que podemos observar en los taludes de la calle que nos lleva a Cala Molins (punto C).