Recorrido recomendado.
Ya en las cercanías de Cala Matzoc (punto A), en las antiguas dunas fosilizadas que existen en el litoral, nos encontramos con un bufador, orificio a través del cual sale el aire a presión en momentos de fuerte oleaje, desarrollado en las calcarenitas cuaternarias. Las calcarenitas son rocas muy porosas, con muchos agujeros entre las partículas que la forman, que favorecen los fenómenos de erosión y la formación de cavidades litorales.
Bufador en las calcarenitas de la costa (punto A)
Continuando el recorrido, el sendero discurre al borde de un pequeño acantilado. Es aquí (punto B) donde podemos observar que el grado de tectonización (fracturación y fisuración) de las rocas del Cretácico inferior ha aumentado y la roca presenta un aspecto hojoso. Además empiezan a aparecer intercalaciones de margas gris verdoso y gris oscuro, finamente laminadas e inclusiones de óxidos de hierro. Este aumento en el grado alteración de los materiales cretácicos parece incrementarse en la subida a la torre d’Albarca.
Aspecto de las calizas (izquierda). Detalle inclusiones de óxidos (centro). Margas (derecha)
Cala Matzoc constituye una de las cinco playas que hay en el recorrido, desarrolladas a la salida de un torrente. En este caso, el torrente, de orientación E-O, se denomina Torrent d’en Matzoc y nace en la Font des Verger, en las montañas de Artà.
En el extremo norte de la cala podemos ver un depósito de limos rojos con abundantes gravas redondeadas a techo. Se trata de un depósito aluvial formado por los sedimentos que transportaba el torrente en tiempos relativamente recientes (Pleistoceno). Los tramos de gravas corresponden a momentos de gran energía que contrastan con la sedimentación de los limos. Si observamos la base del depósito, veremos que se trata de una superficie erosiva en las que abundan los fragmentos del lecho rocoso, de nuevo calizas del Cretácico.
Depósitos aluviales cuaternarios en contacto erosivo (en rojo) con los materiales del Cretácico.