LOS ARRECIFES MIOCENOS, LAS PLAYAS PLIOCENAS Y LAS DUNAS PLEISTOCENAS DE ES BANCALS

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Recorrido recomendado.

Siguiendo paralelamente la costa podemos observar, dentro las calizas arrecifales del Mioceno erosionados por la rasa del Plioceno, un tipo de facies no observada con anterioridad. 

Se trata de calizas con rodolitos, acumulaciones de algas calcáreas con formas comúnmente redondeadas y textura irregular. 

Estas estructuras se encuentran hoy en día en multitud de ambientes marinos, tanto fríos como cálidos. Dependiendo de la profundidad y de la energía del medio, los rodolitos tienden a ser más redondeados (alta energía) o más irregulares (baja energía). 


Rodolito seccionado (punto A).

Además de su forma, su composición química también resulta valiosa desde un punto de vista paleontológico, pudiéndose obtener información precisa acerca del medio y el clima del momento de su formación

Siguiendo el recorrido, y acercándonos a los estratos de color anaranjado del Plioceno y Pleistoceno podemos observar un depósito con fauna marina (punto B). Se trata de un yacimiento paleontológico del Pleistoceno medio formado en gran parte por abundantes ejemplares de Patella ferruginea, la lapa gigante endémica del Mediterráneo. Aunque hoy en día esta especie esté en peligro de extinción (de hecho, en Baleares se la considera desaparecida), parece ser que durante el Pleistoceno fue una especie muy abundante. La matriz que contiene los fósiles es de extrema dureza y tiene un alto porcentaje de limos rojos, lo que nos indica que a pesar de tener fauna de origen marino, su influencia continental es patente. 


Fósiles de lapa gigante del Mediterráneo (Patella ferruginea) en el Pleistoceno medio del punto B. Los ejemplares mayores hacen algo más de 80 mm.

El resto de los estratos de color anaranjado corresponden a alternancia de paleosuelos y dunas. Su disposición no es casual, ya que está íntimamente relacionada con las glaciaciones del Pleistoceno. 


En este sentido, los paleosuelos denotan un clima húmedo y cálido, con un nivel del mar relativamente elevado debido al derretimiento del hielo de los polos. Por el contrario, las dunas denotan un clima frío con un nivel del mar lo suficientemente bajo como para dejar grandes extensiones de fondo marino arenoso al descubierto, que al ser transportadas por el viento formarían las dunas. 

Todos estos depósitos descritos están erosionados dando una morfología escalonada del talud, que es por lo que a esta zona se la conoce como Es Bancals (los bancales).

A lo largo de la ladera y en la parte más elevada (punto C) encontramos grandes bloques rocosos aislados, de varias toneladas de peso, que a veces aparecen alineados. Su litología nos indica que provienen de las formaciones descritas, situadas todas ellas a menor altitud. 

Considerando sus grandes dimensiones y el encontrarse a más de 20 metros de altura, es fácil deducir que han sido transportados por uno o varios eventos marinos de alta energía.


El hecho de que los bloques se encuentren imbricados (colocados unos encima de otros con una cierta inclinación) indica que no fueron arrancados y lanzados contra la costa de forma caótica, como cabría esperar en un temporal marino, sino que fueron arrancados y arrastrados por una corriente de agua. Esta característica es típica de los tsunamis. 

Los tsunamis, aunque poco frecuentes en Baleares, han sido bien documentados en diversas zonas de Formentera, Menorca y también Mallorca mediante el estudio de estas acumulaciones de rocas (llamados tsunamitas). 

La orientación que presentan los bloques indica que el origen de los tsunamis se encuentra en Argelia, zona de alta actividad sísmica. 


Reconstrucción idealizada de la la formación de Es Bancals con los elementos vistos en esta parada y las anteriores. 1) Formación de la rasa de abrasión 2) Deposición de la lumaquela. 3) Deposición de dunas. 4) Deposición de paleosuelos. 5) Tsunami. 6) Aspecto actual.

Bloques de tsunami en el punto C.

Volviendo a la base de la ladera donde aparecen las calizas arrecifales del Mioceno, nos daremos cuenta que la rasa cada vez se va estrechando más.

Si nos acercamos al acantilado en este punto (D) podremos apreciar que pierde su verticalidad y es posible acceder casi al nivel del mar. La superficie de las rocas nos llamará la atención ya que observaremos acumulaciones de morfologías globosas. Corresponden a rodolitos, si bien con dimensiones mucho mayores que los anteriormente descritos, llegando a medir más de un palmo. 

Su morfología redondeada, con aspecto de naranja, fue seguramente la causa de que se denominase a esta zona con el topónimo de Punta de ses Taronjes.

 

Punta de ses Taronges (punto D). Panorámica del afloramiento (izquierda). Detalle de los rodolitos (derecha)

Sobre la superficie de la rasa, por encima de los materiales del Mioceno, Plioceno y Pleistoceno, aparecen, de forma muy puntual, conglomerados formados por clastos de pequeño tamaño del Mioceno local. Entre éstos se pueden apreciar algunos fósiles de conchas marinas. A pesar de su aspecto muy endurecido, estos materiales son relativamente modernos en términos geológicos. Se corresponden a depósitos del Pleistoceno superior debido a temporales y están datados en aproximadamente 125 mil años. Uno de los mejores lugares para su observación es, precisamente, en las cercanías de la punta de Ses Taronjes.

Además, dispersadas por toda la zona, hay abundantes conchas marinas actuales mezcladas con pequeños cantos procedentes del fondo del mar. Ello nos indica que los mismos procesos que originaron los depósitos del Pleistoceno previamente descritos continúan produciéndose hoy en día.