LOS ARRECIFES MIOCENOS, LAS PLAYAS PLIOCENAS Y LAS DUNAS PLEISTOCENAS DE ES BANCALS

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Recorrido recomendado.

La playa de Cala Pi constituye un lugar idóneo para observar las imponentes barreras de coral tropicales que crecieron en Baleares durante el Mioceno superior, entre 12 y 5,5 Ma, aproximadamente.

Se sitúa en la Marina de Llucmajor, al sur de la isla. Se trata de una plataforma que presenta una altura de entre 20 y 30 m sobre el nivel del mar y está truncada por los torrentes y los acantilados costeros.

El origen de la cala está relacionado con el desarrollo del torrente de Cala Pi que aprovecha un sistema de grandes fracturas en la roca (fallas).

Los desprendimientos de bloques rocosos son los procesos geomorfológicos activos más importantes en la zona y la causa del retroceso de los acantilados.


Fallas existentes en el torrente de Cala Pi (en amarillo).

La Marina de Llucmajor está constituida por la superposición de varios arrecifes desarrollados en un ambiente similar al de los arrecifes de coral existentes hoy en día en el Caribe. Entre Cala Pi y Cabo Blanco, al norte, existen hasta cuatro arrecifes superpuestos, el más antiguo de los cuales corresponde al que se observa en Cala Pí,

Donde mejor se ven los fósiles es en las paredes de los acantilados, constituidas por capas superpuestas de calizas blancas en disposición horizontal. El tipo de roca más frecuente es la lumaquela, formada por acumulación de conchas de moluscos. No obstante, los fósiles más abundantes son los corales. 

Como en los arrecifes actuales, que existen en las zonas tropicales, en el arrecife de la plataforma de Llucmajor se pueden distinguir diferentes zonas (ver figura). La zona con mayor desarrollo de corales es el frente arrecifal que conecta con el mar abierto mediante una zona de gran pendiente: el talud arrecifal. Por detrás del frente arrecifal se sitúa una zona de aguas someras y tranquilas llamado lagoon.


Modelo deposicional del Complejo Arrecifal (basado en Pomar, 1991).

Los arrecifes de la plataforma de Llucmajor tienen un frente arrecifal bien desarrollado y un amplio lagoon.

Precisamente a este último sector del arrecife pertenecen los fósiles que observamos en Cala Pi, caracterizado por la presencia de corales masivos y ramosos y organismos perforantes (moluscos, esponjas y gusanos). Los corales pueden llegar a medir varios metros de altura, estando la base del arrecife por debajo del nivel del mar.


Detalle de los fósiles: corales (A, C, D y F), bivalvos (B y E) y litófagos (C).

En la vertiente oriental de los acantilados hay una mayor abundancia, tanto de corales como de moluscos, algunos de ellos perforantes (también denominados litófagos). Estos últimos se caracterizan por presentar una morfología que nos recuerda a los dátiles. Sus fósiles se encuentran en posición de vida; es decir, los observamos tal como estaban cuando se formaron.

Debido a que el esqueleto de los corales es de aragonito, éste se disuelve y únicamente nos llegan los moldes internos que son muy frágiles y porosos. Es por este motivo que muchas veces lo que observamos sea el hueco con la morfología del coral original.


Moldes internos de corales.

Estos procesos de disolución favorecen la formación de cuevas de origen kárstico como las que se observan en los acantilados que rodean la playa. Ello hace necesarios estudios detallados del subsuelo cada vez que se efectúa una obra en la zona.

Para valorar la existencia de cavidades en el subsuelo, se suele emplear la prospección geofísica, que consiste en diversos métodos de investigación basados en las propiedades físicas de los materiales de la Tierra. Entre los métodos más utilizados para la detección de cavidades están el georradar y la tomografía eléctrica.


Tomografía eléctrica donde se detecta una cavidad (colores rojos).