Probablemente las rocas que constituyen el entorno de la playa del Pilar representan, junto con los relieves que rodean el cabo de la Punta Roja d’Algaiarens, el mejor lugar de la isla para reconocer la serie geológica predominantemente roja sedimentada entre finales del Paleozoico y principios del Mesozoico (en un periodo de tiempo comprendido entre hace 255 y 240 millones de años).
Arcillas y areniscas rojas en la Punta des Carregador (en primer término) y la Punta de l’Anticrist (detrás).
El área del Pilar se encuentra modelada sobre areniscas rojas intercaladas entre materiales de naturaleza arcillosa. Los primeros corresponden a la acumulación, y consolidación río abajo, de granos de arena, que fueron transportados por grandes ríos que erosionaban las cordilleras más próximas a Menorca levantadas al final del Paleozoico, testigo de las cuales son los terrenos oscuros que podemos identificar hacia el este de la cala. Los materiales más finos, las arcillas y los limos, sedimentarían cuando se producía el desbordamiento de los ríos y se acumularían ampliamente en los márgenes de los canales de los ríos, en las llanuras de inundación.
En la localidad de interés es relativamente frecuente identificar las estructuras lenticulares que constituían los antiguos canales de los ríos que fueron rellenados por arenas. Estos lentejones muestran una disposición convexa con un contacto superior plano y el inferior más o menos irregular por efecto de la erosión efectuada por el río.
Estos ríos también arrastrarían cantos, que con el paso del tiempo originarían la roca que conocemos como Roca sedimentaria de origen detrítico de grano grueso (clastos de tamaño superior a los 2 mm).</p></div>">conglomerado. Unos cantos que, por lo tanto, también procedían de la erosión de las montañas del Paleozoico y que se encuentran poco rodados, lo que denota un transporte corto. Cada nivel de conglomerados es el producto de la sedimentación de una avenida enérgica y tempestuosa de los ríos.
En algunos puntos de la localidad, como el margen este de la playa del Pilar, estas rocas rojas son cubiertas por otras mucho más modernas, con coloraciones ocres, sedimentadas en el Cuaternario, el último de los periodos geológicos. Estas rocas se depositaron en un momento en que el nivel del mar era más bajo que el actual, lo que provocó que una amplia superficie de arena fuera arrastrada tierra adentro por el viento hasta quedar frenada por los primeros relieves que limitaban el área costera. Con el paso del tiempo esta arena se consolidaría formando una roca que conocemos con el nombre de marès. Una roca permeable y que, por lo tanto, permite la circulación de agua por su interior. Cuando esta agua choca con unos materiales impermeables, como son las arcillas rojas, ve interrumpido su camino provocando su afloramiento en el exterior en forma de manantial. La fuente del Pilar es un buen ejemplo de este proceso.
Fuente del Pilar en el extremo oriental del acantilado que flanquea la cala y detalle del marès constituido por granos de arena. El manantial se sitúa justo en el contacto entre el marès permeable y las arcillas rojas impermeables.
En el Macar d’Alforinet se identifica una espectacular concentración de cantos rodados rojos que proceden de los acantilados más próximos, es decir, las rocas que se han desprendido en esta área son redondeadas por la acción de las olas embravecidas por los vientos de tramontana. Al acercarnos veremos que muchos de ellos presentan unas líneas grises que en ocasiones se disponen inclinadas y que corresponden a las estratificaciones cruzadas de las rocas, que se han conservado en los cantos. Estas estructuras se forman porque el río originó una sucesión de pequeños surcos y montones de arena cuando esta todavía no se había consolidado, que dan a los sedimentos un aspecto acanalado y ondulado. Estas formas, cuando los sedimentos se consolidan, pueden perdurar en las rocas, dando lugar a finas láminas cruzadas en la sección de la roca, que son un reflejo de los tipos de corrientes que transportaban los granos de arena.
Laminaciones cruzadas en el Pilar y esquema de su formación. Las finas láminas inclinadas son una consecuencia del transporte de arena por parte de los ríos que originaban pequeños montones cuando la corriente no era muy fuerte. En cambio, cuando la velocidad del agua aumentaba, no se formarían y los granos de arena acabarían dando lugar a una laminación en capas plano paralelas. Hay que fijarse que corresponden a formas onduladas con una pendiente suave a barlovento y brusca en sotavento, que permite determinar cuál era el sentido de la corriente.
Macar d’Alforinet y detalle de las estratificaciones cruzadas de los macs (cantos rodados). Habitualmente son grandes, ya que los más pequeños han sido arrastrados hacia mar adentro.
En el acantilado del Pla de Mar identificaremos una antigua mina de cobre, conocida como mina Adela, que se explotó entre 1901 y 1904. Los minerales más frecuentes que se identifican son la calcosina, la malaquita y la azurita. Las mineralizaciones se reconocen especialmente en niveles de pequeños cantos (microconglomerados) y se presentan mayoritariamente como pequeñas lentejas de calcosina (sulfuro de cobre) que en ocasiones se encuentran alteradas a malaquita y muy puntualmente a azurita (carbonatos de cobre). Las mineralizaciones se asocian a capas de carbón; estas capas provocan un ambiente pobre en oxígeno (reductor) que favorece la deposición de los minerales. La mina presenta dos entradas y un pozo vertical de ventilación junto al Camí de Cavalls, que confluyen en una galería principal en forma de ele de unos 78 m de longitud y 2 m de altura, unas dimensiones considerablemente modestas e indicadoras que esta mina no prosperó económicamente.
Entrada inferior y pozo vertical de ventilación de la mina Adela y minerales de malaquita (color verde) y calcosina (color negro - gris plomo) en una pequeña escombrera de la mina.
Desde el macar d’Alforinet es recomendable continuar la visita en dirección a la Muntanya Mala o acantilado del Anticrist, tanto remontando la montaña como especialmente siguiendo el recorrido cerca del mar. En esta, se identifica el contacto entre los materiales sedimentados a finales de la era Paleozoica (en el Pérmico, los cuales dominan los relieves de los alrededores de la cala del Pilar) y los del principio de la era Mesozoica (del Triásico, que constituyen la parte alta de la Muntanya Mala). Aunque el color es más o menos el mismo, el contacto entre los materiales es relativamente claro, ya que en este punto, los últimos materiales sedimentados en el Paleozoico corresponden a arcillas y areniscas, mientras que los primeros del Mesozoico corresponden a un Roca sedimentaria de origen detrítico de grano grueso (clastos de tamaño superior a los 2 mm).</p></div>">conglomerado con cantos predominantemente de cuarzo pero de diferentes colores. Así, hay que señalar que la transición entre el final del Paleozoico y el principio del Mesozoico no supone un gran cambio ambiental, la sedimentación sigue siendo fluvial, sólo cambia el tipo de ríos: pasan de presentar muchos meandros, donde el agua corría regularmente, a otros más rectilíneos y que funcionaban a trompicones en momentos de fuertes lluvias.
Acantilado del Anticrist, que se levanta imponente desde la línea de costa. El acantilado se encuentra bastante fracturado, lo que origina numerosos desprendimientos de roca favorecidos por la circulación de aguas subterráneas y la erosión de las olas al pie del acantilado.
Andando por encima de las rocas caídas a pie del acantilado toparemos con uno magnífico dique de rocas volcánicas, de composición basáltica, que corta las rocas del Triásico inferior. El magma que formó el dique fue inyectado a través de grietas y solidificó en el interior de la Tierra, y a la vez requemó las rocas entre las cuales iba ascendiendo.
Dique en la parte inferior del acantilado del Anticrist y detalles del mismo.