Sa Foradada es interesante desde el punto de vista geomorfológico por tres motivos:
- Constituye una península paralela a la costa de 335 m de longitud y 60 m de ancho que se une a la costa mediante un brazo de tierra de 580 m de longitud y 130 m de ancho.
- Presenta un agujero (forat) en uno de sus extremos, cuya silueta recuerda vagamente a la de la isla de Mallorca.
- La textura de la península es granuda mientras que la del brazo es lisa.
Panorámica de Sa Foradada desde el mirador de Son Marroig
El origen de su extraña morfología hay que buscarlo en su litología y en los procesos de erosión litoral.
La península está constituida por los conglomerados del Mioceno inferior (hace unos 20 Ma) de la Formación Sant Elm, que se depositaron justo antes del levantamiento de la Serra de Tramuntana por lo que se encuentran intensamente plegados y fracturados.
En cambio el brazo está constituido por una sucesión bien estratificada de dolomías del Triásico medio (240 Ma), de las facies Muschelkalk buzantes hacia el noreste.
Materiales del Triásico medio a lo largo del cabo. Al fondo, el mioceno inferior de Sa Foradada..
Ambos materiales están separados entre sí y de los materiales de la costa, que están formados por lutitas versicolores y margas del Triásico superior (220 Ma), por fallas.
Las fallas constituyen una zona de debilidad de las rocas, y por lo tanto son zonas más susceptibles de alterarse. Por este motivo, en las zonas falladas la erosión ha sido más intensa y se han generado vaguadas. A este tipo de erosión, que afecta más a unos materiales que a otros, se le denomina erosión diferencial.
Además, la fuerte fracturación de los conglomerados miocenos y su textura granuda ha dado pie a otro tipo de erosión llamada erosión alveolar. Ésta es debida al impacto de partículas (corrosión) asociado al viento, en ambientes litorales.
Sa Foradada al atardecer, desde el mirador de Son Marroig.