El tramo que transcurre entre el puerto y la punta de Sa Creueta está compuesto en su mayor parte por estratos rocosos de aspecto noduloso y color amarillento, inclinados hacia el sur. Se trata de calizas arenosas del Jurásico superior (165-145 Ma) que han sido depositadas en fondos profundos (ambiente pelágico) donde la sedimentación era muy escasa y cada nivel tardaba varios miles de años en formarse. Estos estratos son relativamente fáciles de erosionar por lo que dan lugar a laderas suaves.
En claro contraste, de forma más o menos local, aparecen capas aisladas de calizas masivas intercaladas. Éstas presentan mayor resistencia frente a la erosión y generan resaltes. Se trata de calizas del Jurásico inferior (201-175 Ma) y han sido interpretadas como olistolitos.
Los olistolitos son enormes masas de material que han deslizado por el talud continental y han acabado depositadas entre sedimentos del fondo marino.
Interpretación geológica de los acantilados de la parada 1
Las calizas sobre las que se alza el castillo, además, han sufrido una intensa deformación que ha generado enormes pliegues observables en su cara norte, donde nos encontramos.
En las cercanías del faro de Sa Creueta, encima de unas calizas del Jurásico inferior, encontramos un afloramiento de un hard ground.
Un hard ground es un estrato formado durante un periodo de nula o casi nula sedimentación, por lo que suele representar cientos de miles o incluso millones de años. Uno de sus rasgos más representativos es la presencia de costras de minerales derivados del hierro y del manganeso, que le confieren colores rojizos, morados y negruzcos. No obstante, el aspecto que suele llamar más la atención es la enorme abundancia de fósiles, en este caso de ammonites. A lo largo del recorrido marítimo observaremos varios ejemplos de hard ground.