MIRADOR DEL OBSERVATORIO DE AVIONES DE LA ERMITA DE BETLEM

El observatorio de aviones de la Coassa corresponde a un antiguo puesto vigía de tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Existen dos edificaciones: una garita, que se encuentra próxima al acantilado y que era el verdadero sitio de observación, y un edificio de planta baja que consta de una cocina y una sala de estar. Las paredes de la sala principal están decoradas con dibujos de aviones, para que los oteadores supieran identificarlos.

Garita y sala principal del cuartel. Obsérvese los aviones pintados en sus paredes.

Desde este lugar privilegiado se divisa toda la bahía de Alcudia y, al fondo la Serra de Tramuntana por lo que es un sitio perfecto para apreciar la estructura de la isla de Mallorca.

Vista hacia el oeste desde el mirador. Se aprecia las Serres de Llevant, el Pla Central y la Serra de Tramuntana.

Nos encontramos a una altura de aproximadamente 317 m, en las Serres de Llevant que, como la Serra de Tramuntana (que se divisa al fondo), constituyen las dos cadenas montañosas más importantes de la isla, donde afloran materiales mesozoicos. Entre medias de las dos sierras se divisa una zona llana, que es el denominado Pla Central y que constituye una zona deprimida rellenada con materiales terciarios y cuaternarios poco o nada deformados. En esta zona llana existen algunas pequeñas elevaciones montañosas como Bonany, Randa…que corresponden a las llamadas Serres Centrals.


Todo ello es debido a que la isla se encuentra estructurada en zonas elevadas (horst) y zonas deprimidas (graben), producto a los procesos de distensión posteriores a la Orogenia Alpina.


Por otro lado y si miramos hacia el este, podremos observar a vista de pájaro los abanicos aluviales de la zona de Betlem, que constituyen un Lugar de Interés Geológico.

Vista desde el mirador hacia el este donde se aprecian los abanicos aluviales que descienden desde la sierra.

Los abanicos aluviales son esencialmente depósitos de sedimentos transportados por corrientes fluviales que se depositan o acumulan al pie de una ladera debido a un cambio abrupto de pendiente. Reciben su nombre de la morfología que presentan en forma de abanico o cono (también se denominan conos de deyección). En este caso, los abanicos se originaron durante el Pleistoceno, hace algo más de 100 mil años y algunos de ellos siguen activos hoy día.