EL AMBIENTE ERÓTICO
Aunque parezca obvio, cuando se trata de conseguir la mejor respuesta a un estímulo erótico, es evidente que el momento y el ambiente son muy importantes: la luz, la temperatura, los colores, las imágenes, la intimidad..., todo es importante.
Un ambiente puede ser erótico para una persona i no serlo para otra
Cada persona tiene su propio imaginario erótico respecto al ambiente en el que le gusta mantener relaciones sexuales. Por ello, a la hora de elegir el lugar para mantener una relación sexual, es preciso conocer las preferencias de cada persona respecto a espacios (pueden ser muy variados) y otros aspectos (colores, olores, música, decoración...) que propician el deseo y la excitación.
Conocer lo que más erotiza es importante. Todas las personas tenemos nuestras peculiaridades eróticas; la mayoría son convencionales, pero también existen menos convencionales, las que, de forma coloquial, se llaman fetiches. Las peculiaridades eróticas, tanto las más convencionales como las menos habituales, nos enriquecen y ayudan a elaborar pensamientos y fantasías que estimulan el deseo, a decorar de forma erótica y utilizar objetos que tienen un significado erótico especial.
En general, propiciar un entorno que resulte agradable y dedicar un tiempo a relajar cuerpo y mente para comunicarse, pueden considerarse recursos esenciales para crear este estado mental.