Decálogo del uso prudente de los antibióticos para población general

 
Los antibióticos son medicamentos que se utilizan para prevenir y tratar las infecciones bacterianas.
  
Los antibióticos no resultan eficaces contra resfriados u otras afecciones virales, y no alivian la fiebre ni el dolor.
  
Existen enfermedades virales y bacterianas que presentan síntomas muy similares, por lo que es crucial que su médico determine la necesidad de tratamiento antibiótico en cada caso.
  
Es importante respetar la duración, el horario y las dosis que prescribe su médico. No seguir correctamente las instrucciones de los profesionales sanitarios puede favorecer la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos.
    
No se deben reutilizar antibióticos de tratamientos anteriores. Una vez finalizado el tratamiento, deposite los restos en el punto SIGRE de su farmacia.
 
Evite utilizar antibióticos que hayan sido recetados a familiares y amigos. Su médico debe evaluar su situación individual.
  
La vacunación conforme a las recomendaciones médicas previene infecciones que pueden requerir tratamientos antibióticos.
   
Hábitos simples como la higiene de manos o una manipulación y conservación de los alimentos adecuada reducen de manera significativa la transmisión de enfermedades causadas por bacterias.
   
El uso inadecuado de antibióticos puede provocar que las bacterias desarrollen resistencia a tratamientos futuros.
  
El problema de la resistencia a los antibióticos afecta a personas, animales y al medio ambiente. Por lo tanto, es responsabilidad de todos utilizar los antibióticos de manera adecuada para prevenirlo.

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